Antoine de Saint-Exupéry vs. Mark Osborne
- escine
- 20 abr 2020
- 2 Min. de lectura
El famoso libro El principito, escritor por Antoine de Saint-Exupéry, ha cautivado los corazones de millones de personas de distintas edades. Este fenómeno es importante, ya que nos motiva a pensar en la forma en que esta historia, por simple que parezca, parece que nos ha dejado a todos un gran mensaje. No obstante, aunque puede ser similar a un cuento infantil, ahora sabemos que está alejado de serlo, lo que lo convierte en un texto aún más interesante, el cual ahora también podemos disfrutar en película con la versión estrenada en el 2016 por Mark Osborne.

Saint-Exupéry, con una prosa simple y divertida, nos adentra al mundo del principito, un pequeño niño que vive en el asteroide B-612, y quien vive en una cotidianidad entretenida. Gracias a él, conocemos a los baobabs, a una rosa vanidosa, un zorro y la belleza nostálgica de los atardeceres. Además, nos muestra la realidad absurda de algunos adultos, ya que se centran en problemas que, al final, no son tan importantes.
De esa manera, junto al principito vamos comprendiendo la importancia del asombro y del aprendizaje, así como de disfrutar hasta los detalles más pequeños. Además, otros personajes, como el zorro, nos presentan frases que nos llegan al corazón y que solemos ignorar en nuestra vida diaria, como que «lo esencial es invisible a los ojos». Por lo tanto, gracias a este libro, muchos hemos aprendido que es recordar a nuestro niño interior y mantenerlo con vida.
Así, la visión de El principito para Osborne es similar a la Saint-Exupéry, solo que la aplica a la vida real de una niña, quien tiene la vida planeada por su madre. Él, de manera intensional, revive al autor y nos cuenta la historia en primera persona —como se narra originalmente en el libro— a través del personaje de un viejo aviador —¿casualidad?, no lo creo—. Además, permite que nos identifiquemos con la pequeña niña que, sin darse cuenta, comienza a estar consciente de sí misma y de lo que deberían ser sus años de infancia. Por lo tanto, sentimos esa magia similar a cuando leímos este libro.
María Renée Pineda
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