La llegada (2016)
- escine
- 20 mar 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 25 mar 2020
El lenguaje y los alienígenas nunca me parecieron tener relación y —mucho menos— una buena combinación en una película. Sin embargo, Arrival llegó a cambiarlo todo.

Como sabemos —y hemos visto en tantas películas— los héroes de los largometrajes de ficción suelen ser hombres, quizá militares, quizá astronautas, pero nunca lingüistas. Tal vez eso sea lo interesante de esta película: ver cómo una mujer, a través del lenguaje, descubre el misterio tras la visita inesperada de seres de otro planeta. Al menos, esa fue mi percepción la primera vez que la vi.
Casi se puede asegurar que La llegada no tiene momentos aburridos. Confusos, quizá. Mientras pasan las escenas, hay una mezcla entre tanta prolepsis y analepsis (flashforward y flashback) que dificulta saber si estamos en el presente. Sin embargo, conforme hay más interacción con los extraterrestres, es posible entender lo que sucede.
Además, junto con este juego de recursos visuales y literarios, se entrelaza una historia de amor, desamor, muerte y misterios. Aunque, tal vez se concluye que, en realidad, el tiempo es el verdadero factor de interés. Tanto como una técnica para dinamizar el filme, así como motivo literario, la manera en que transcurre el tiempo es brillante. Por otro lado, también nos recuerda la importancia del lenguaje y nos motiva a descubrir sus misterios. Al final, solo podemos preguntarnos… ¿en realidad un idioma determina la manera en que percibimos el mundo?
María Renée Pineda
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