The Shape Of Water (2017)
- escine
- 29 may 2020
- 2 Min. de lectura
Mientras escribo suenan las notas de Overflow Of Love, compuesta por Alexandre Desplat, uno de mis compositores favoritos. La pieza tiene cierta mezcla de nostalgia, amor y esperanza, tres de los elementos que mejor describen esta película tan peculiar.

Recuerdo que, cuando esta película se estrenó, hubo cierta polémica por la historia: el amor entre una mujer y una criatura anfibia. Se habló de tanto que no tuve más opción que verla y juzgarla por mis propios ojos. Qué sorpresa me encontré cuando noté que lo que estaban haciendo era contarnos un cuento sobre un gran amor que derrotó barreras y que sobrevivió más allá de lo que podríamos imaginarnos. Fuera de la pantalla este también es un problema: una batalla diaria de muchos demostrada a través de una película.
Dirigida por Guillermo del Toro, esta película es una combinación entre detalles que no creeríamos que serían exitosos juntos, pero exactamente ese es el secreto de la película. Por ejemplo: se sitúa en EE. UU. durante la década de los sesentas, sus personajes principales son una mujer muda y una criatura anfibia, y la música tiene rastros de los típicos tonos franceses, como en The Silence Of Love (otra de mis favoritas). En definitiva, una mezcla de elementos que, al final, crean una inspiradora historia de amor surrealista que, al contrario, es más que real.
Además, los colores de la imagen son tonos azulados, lo que, en lo personal, me pone nostálgica. Sin embargo, hay más esperanza al ver cómo dos seres tan distintos, tan alejados de todos, se encuentran y, sin pensarlo, se lanzan a los peligros del amor. He ahí la razón por la que es una película para el fin de semana: nos recuerda qué es el amor, nos emociona, y también nos pone tristes, pero quién dijo que la tristeza no puede disfrutarse de vez en cuando, al fondo, escuchamos la pieza The Shape Of Water, que lo resume todo.
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